La cresta de Benicadell se encuentra a caballo entre tierras valencianas y alicantinas. Desde la distancia, se asemeja a la enorme espina dorsal de un dragon de piedra. Caprichosa sube y baja a su antojo despertando los sueños de cualquier escalador.
Deberías cambiar radicalmente de vida y empezar a hacer cosas que antes ni siquiera imaginabas o que nunca te habías atrevido a intentar.Esta era la segunda ocasión a la que me enfrentaba a esta imponente cresta. La primera con el resultado de un fracaso estrepitoso, decir que hicimos el 20% de la cresta seria decir mucho, aun que volvimos todos sanos y salvos a casa. Ahora con una actitud mas humilde, lo volvemos a intentar, en posición menos pretenciosa.
La cresta del Benicadell son 1.200 metros de escalada por esta columna vertebral de roca. Una impresionante cresta con un ambiente muy montañero, en la que encontramos pasos en IV y alguno en IV+ aun que casi toda la cresta se realiza en ensamble.
La aproximación se realiza por un sendero desde la casa forestal. Desde Beniatjar, continuamos la carretera y a menos de 1Km un camino a la izquierda sube a la casa forestal. Es una pista no muy abrupta y que se puede transitar con un coche normal.
En el principio de la cresta, ya con todo el hierro puesto y preparados para la aventura. Kike y yo nos tomamos esta foto antes de salir.
Al comienzo un par de largos en IVº y un paso lateral nos separan de lo que viene siendo la cresta. Una vez superado estos largos la via se resuelve en ensable.
En los pasos mas comprometidos encontramos algunas chapas que ayudan a pasar con seguridad.
Una vez terminas la escalada inicial te encuentras metido de lleno en la cresta, aqui comienza un paseo por las nubes no apto para gente con vertigo.
Al poco llegamos a la piedra donde nos quedamos en el primer intento. Aquel dia, en este punto aprendimos que el respeto a la montaña tiene que estar siempre presente, por que si no, la montaña se puede ofender. En aquella ocasión nos dejo volver a casa ilesos, pero nos dio un severo tirón de orejas.
Pasada la roca es buen momento para reponer fuerzas con un buen almuerzo. Las vistas, el clima y la compañía son el acompañamiento perfecto a un buen bocata.
Pero hay que seguir, aun queda mucho por hacer antes de disfrutar las mieles del deber cumplido.
El famoso paso del caballo. Un punto en el que la cresta se estrecha dejando apenas unos centimetros de roca por donde pasar, con el añadido de tener una caída impresionante a los dos lados. Momento de maxima concentración y nada de vertigo.
La cresta continua y poco a poco le vamos ganando metros.
Hasta que salimos de ella para encontrarnos con el final. Esto se acaba pero me quedara el recuerdo de una de las mejores experiencias que he tenido nunca.
Ahi esta nuestro objetivo, un trozo de cemento, pero que para mi significa mas que un simple geodésico Es una experiencia de vida, un momento que me ha acerca mas al estado natural de saber que estoy vivo.
La recompensa material siempre es la foto de cima.
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